En mi opinión, nuestro gran problema es que acumulamos demasiado conocimiento pero no somos capaces de interrelacionarlo, guardándolo en parcelas estancas, ni utilizar la lógica a nivel básico para resolver problemas utilizando todo nuestro potencial.

Este artículo, a pesar de estar basado en una historia real que comenta un producto financiero estructurado, está escrito para que pueda ser seguido por todo el mundo. Para ello, ya que la última vez que hablé de temas financieros estaba con Grecia y la activación de los CDS, utilizaré la mayéutica para resolver el problema.

Sin más dilación, comienzo el relato:

Un día, un cliente (amigo), CEO de una multinacional, me llama muy nervioso y con un enfado notable (por no decir cabreo). El caso es que, como también es hijo, le había tocado ir con su madre a una Entidad Financiera (no diré el nombre porque no nos patrocina ninguna, cosa que dejo abierto por si alguna se quiere anunciar). El caso es que mi amigo se vio con su madre en la entidad para asesorarla sobre si invertía en un producto financiero que ofrecía unas condiciones de tipo de interés superiores a las de mercado.

Como me comentaba mi amigo, el comercial de la sucursal comenzó a describir las bondades del producto:

“Sólo para los dos millones de euros primeros. Producto mágico. Te dejo elegir en una lista tres empresas muy diversificadas. Empresas muy sólidas. Tan sólidas que reparten casi todos los años dividendos. El producto es a 5 años. Si las tres empresas suben te llevas un cupón del 10% anual. Es una barbaridad. Los tipos están al 2,5%.”

En ese momento, según contaba mi amigo, el comercial se iba creciendo y soltaba más y más argumentos comerciales y, por el contrario, mi amigo no tenía argumentos de base para rebatir. Eso sí, le parecía que había algún truco dentro del producto; pero cuál.

El comercial, ya totalmente crecido, se levantaba por la sucursal y no paraba de hacer aspavientos y de repetir: ¡¡¡QUÉ BARBARIDAD!!!, ¡¡¡QUÉ BARBARIDAD!!!,¡¡¡INMEJORABLE!!!.

Mi amigo, dolido en su orgullo por no haber sido capaz de argumentar nada en contra del producto, se levantó diciendo lo que procede en estos casos: nos lo vamos a pensar.

Una vez llegó a su empresa se lo pasó al Director Financiero para que lo analizara y viera dónde estaba el truco. Al cabo de unas horas, el Director Financiero le comentó:

“Es un gran producto. Inviertes en empresas sólidas. De hecho, suele repartir dividendos casi todos los años. La cartera de inversión está muy diversificada. Yo invertiría.”

Mi amigo recordó que, hace tiempo, yo le había comentado que en finanzas no existen máquinas de generación de dinero. Si existe una situación excepcional es corregida inmediatamente mediante lo que se denomina arbitraje.

Llegado a este punto, mi amigo descolgó el teléfono y me llamó.

Hasta aquí el relato de mi amigo. No hay mucho más que comentar del producto y de las condiciones del mercado. Por lo menos, como le dije, no le habían ofrecido sartenes ¿Qué habrías hecho tu? ¿Invertirías? ¿Dónde está el truco? ¿Despedirías al Director Financiero de la Empresa de mi amigo? ¿Lo degradarías a mozo de almacén o le duplicarías el sueldo por ser un genio? ¿Cogerías un depósito a plazo más una vajilla?

Sin entrar en temas técnicos de cómo se ha estructurado el producto, si aplicamos la lógica deberíamos seguir los siguientes pasos:

Extraer lo verdaderamente importante de todo lo que nos ha dicho el comercial. A este respecto qué nos interesa:

  • Nos pagan cupones de un 10% anual si tres empresas aumentan su valor.
  • Tres empresas sólidas y diversificadas.
  • Son sólidas y pagan dividendos casi todos los años.
  • El tipo de interés de mercado es un 2,5% anual.
  • El producto es a 5 años; pero para nuestro ejemplo no lo vamos a utilizar.
  • No hay sartenes.

Viendo la descripción del producto cabe la pena preguntarse si éste está bien remunerado: me pagan mucho, me pagan poco y si es posible que no cobre un euro en cinco años. Luego parece que todo debe centrarse, como siempre en finanzas, en si la remuneración del producto va en línea con el riesgo que asumimos.

Nuestro comercial de la sucursal nos embauca con su retórica y nos hace creer que cosas teóricamente no buenas para este producto lo sean. Se aprovecha de nuestro conocimiento estanco y lo activa a voluntad. Utiliza conceptos que aparentemente son buenos y hacen que den cierta solidez al producto. Este es el caso de la diversificación. Siempre se nos ha dicho: la mejor inversión es la más diversificada; pero hay casos en los que no es así y éste es uno de ellos. Si las tres empresas deben incrementar su valor para que cobre, con que falle una ya no lo logro. Qué más da que falle una o las tres. Necesito que se muevan en el mismo sentido. Esto se logra si la cartera no está diversificada por Sector o País. Si incorporamos empresas de sectores o países buscando la mayor diversificación en nuestra cartera es malo, siempre habrá alguna que pueda fallar por tema del mercado o país donde opere. Prefiero que esté poco diversificada y que no suba el valor de las tres un año a que vayan fallando todos los años alguna. Cobro cuando todas suben luego busco que estén muy correlacionadas, término opuesto a diversificadas.

También nos dice que son buenas empresas: sólidas y que reparten dividendos casi todos los años. ¿Esto es bueno? ¿Qué sucede cuando una empresa reparte dividendos? Por un lado sé que no van a quebrar fácilmente, luego el riesgo a que me fueran a pagar si fuera acreedor es menor; pero aquí se trata de que suba el valor de las acciones. Y el riego de contrapartida lo tengo con la Entidad Emisora y no con estas sociedades. Si una empresa reparte dividendos el valor de sus acciones disminuye.

¡¡Pues vaya!!. Comenzamos a ver que tal vez este producto tenga más riesgo del considerado inicialmente y, por lo tanto, tal vez la remuneración no es correcta. Nuestro conocimiento departamentalizado, la retórica comercial y el no haber usado la lógica básica nos podría estar jugando una mala pasada.

El problema que tenemos es que no sabemos si el producto paga en función del riesgo que asumimos, por lo cual deberíamos determinar cuánto se nos debe remunerar.

Esta valoración es fácil. Con las matemáticas de COU o unas mínimas nociones de probabilidad vamos a lograrlo.

La información de la que disponemos es la siguiente:

  • Las empresas están muy diversificadas. Por lo tanto que suba el valor de una no implica que suba el de otra o viceversa. Esto con tres compañías. Si se trata en términos estadísticos serían sucesos independientes, es decir, que un suceso no afecta a otro en su comportamiento probabilístico. Gracias a la diversificación.
  • Si reparten casi todos los años dividendos, digamos, en el mejor de los casos, año sí año no, y cuando esto sucede baja el valor de las acciones, la probabilidad de que el valor de una sociedad suba podría ser de 0,5%. Si se reparte dividendo (0,5%) baja el valor y si no se reparte (0,5%) sube el valor. Gracias a la solidez.

¡¡¡Ya tenemos todo para valorar!!! Comencemos:

Primero lo haremos para una acción y luego directamente para nuestra cartera.

Si la probabilidad de que suba mi valor, y por ende cobre, es de 0,5%, ¿qué tipo de interés de mercado debería remunerar mi inversión de acuerdo con el riesgo asumido?

En términos de probabilidad sería: 0,5%(probabilidad de suba el valor)*tipo interés que remunere el riesgo asumido = 2,5% (tipo de interés de mercado)

Si despejamos nuestra incógnita, es decir, mandamos dividiendo la probabilidad al otro lado de la igualdad de forma que tengamos el cociente entre el tipo de interés de mercado y la probabilidad de cobrar, obtenemos un 5%. Luego si mi cartera fuera de una acción me deberían pagar un 5%.

Ahora bien, tengo tres compañías. Como habíamos dicho, son sucesos independientes luego la probabilidad de cobrar de la inversión quedaría definida como la probabilidad de que suba el primer valor, por la probabilidad de que suba el segundo valor y por la probabilidad de que suba el tercer valor. Total, 0,5%*0,5%*0,5% ó 0,125%. En consecuencia, si seguimos lo comentado para un valor, el tipo de interés de mercado que remunera mi inversión sería el cociente entre el tipo de mercado y la probabilidad de subida del valor. Luego sería 2,5% entre 0,125%. Si cogéis una calculadora veréis que sale un 20%.

Pues bien, terminados estos cálculos, y para no hacerme largo en mi relato, llamé a mi amigo y le dije que la remuneración era baja para el riesgo asumido y que deberían pagarle un cupón anual del 20% mínimo. Mi amigo llamó a la sucursal para decirles que no iban a suscribir el producto porque la remuneración no era acorde al riesgo de la inversión.

*Antonio Pérez es Director del Área de Consultoría