Enero y septiembre suelen ser los meses en los que muchas personas quieren iniciar (o retomar) un buen propósito o proyecto. Hacer deporte, perder esos kilos de más o volver a estudiar (sobre todo idiomas) suelen ser los más comunes. Si tu objetivo es formarte y vives en una ciudad mediana o grande, seguramente contarás con universidades, escuelas de negocios, de idiomas, programas de formación profesional, etc. Y si no es el caso, te queda el recurso de la formación a distancia, que a veces es la única opción, sobre todo después del año de pandemia que hemos vivido y que, por desgracia, seguimos viviendo.
En ocasiones, son las propias empresas las que proponen y subvencionan programas de formación para su personal empleado, lo que redunda en beneficio tanto de éste como de la propia empresa.
Para aquellas empresas que no invierten en formación del personal empleado, algunas reflexiones y consejos con el fin de que se animen a hacerlo y comiencen a ver sus beneficios.
Por qué dar el paso e invertir en formación
Existen ventajas claras en formar internamente al personal empleado y en prepararlo para nuevos retos que vayan en línea con los objetivos de la empresa. El personal interno ya conoce nuestros métodos y filosofía de trabajo, por lo que, será más fácil y en ocasiones más barato, formar en interno al personal para que se desarrolle individualmente y también colectivamente, contribuyendo al desarrollo de negocio y a la consecución de los resultados empresariales.
Pero la formación a veces no tiene que ir dirigida sólo a formación en interno relacionada con aptitudes profesionales. A veces es igual (o más) importante, formar al personal empleado en habilidades culturales o de actitudes que les hagan desarrollarse como personas, lo que redundará como mínimo en una mejor percepción de nuestra empresa tanto interna como externamente.
Son muchas las empresas, y algunas de ellas invierten una parte importante de su presupuesto, que organizan la formación de su personal tanto en habilidades y desarrollo personal, como en conocimientos técnicos que mejorarán sus aptitudes profesionales.
Esta inversión en formación, en su doble vertiente, hará que el personal empleado se sienta más feliz, mejor valorado y más comprometido. Por su parte, la empresa estará contribuyendo a la retención del talento, a la consecución de sus objetivos y podrá trabajar en planes de promoción y sucesión profesional que, al hacerse internamente, suponen un ahorro más que destacable si lo comparamos con buscar esos perfiles en el mercado laboral.
¿Y si parte del salario es en formación?
Algunas personas cuando se les pregunta, preferirían percibir parte de su sueldo (o de su aumento salarial y/o incentivos) en forma de programas de formación para su profesión o desarrollo de habilidades. No olvidemos que la formación, si se demuestra que está relacionada con el puesto de trabajo, cuenta con importantes ventajas fiscales en forma de exenciones, que no se tienen si el pago lo hace directamente el/la trabajador/a.
Además, es muy frecuente que, al invertir en formación del personal empleado, se pacte entre las dos partes un tiempo de permanencia en la empresa, que servirá para retener y fidelizar a quien la recibe y a la empresa para ver el retorno de su inversión.
Si aun así no veo claro lo de formar a mi personal… hay alternativas para contribuir a retener el talento
Puede que alguna empresa se plantee no invertir en programas para todo su personal porque, por ejemplo, tengan una cualificación baja y ya tengan los conocimientos necesarios o bien al revés, porque estén sobre cualificados.
En estos casos quizás podría verse como poco beneficioso invertir en formación, al menos en la encaminada a aptitudes profesionales. En ese caso, podemos plantearnos una formación más transversal, por ejemplo, hay programas que ayudan a conocerse a sí mismo y/o al resto del equipo y aprender a interrelacionarse mejor.
Si aun así tampoco lo vemos beneficioso para la empresa, siempre podemos destinar esa parte del presupuesto a otras formas de salario, como ticket restaurante, guardería o seguros médicos, entre otros, que tienen un tratamiento fiscal muy beneficioso para el/la trabajador/a y que siempre son bien acogidos.
El objetivo en todo caso será el mismo que el de invertir en formación: contribuir a que las personas sean más felices en nuestras organizaciones y se involucren más, retener el talento y contribuir con ello a los objetivos y al éxito de la empresa.
* Javier Ríos es Director en el Área de Outsourcing