auditoría

El año 2020 será recordado por la crisis mundial sin precedentes causada por la pandemia del covid-19, pero también por el año en el que se aprobó el mayor instrumento puesto en marcha por la Comisión Europea para la recuperación económica y social de los estados miembros, denominado NextGenerationEU, dentro de un presupuesto a largo plazo que abarca el periodo 2021-2027 por importe de 1,8 billones de euros.

En este sentido, el pasado 18 de diciembre de 2020 se alcanzó un acuerdo político sobre el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) por el Parlamento y el Consejo Europeo, el cual aportará 672.500 millones de euros en préstamos y subvenciones a los Estados de la Unión. Sin duda, un acuerdo histórico que será el comienzo de una Europa innovadora y sostenible para hacer frente a los últimos retos sanitarios, digitales y ecológicos. Europa en estos momentos difíciles de incertidumbre debe estar más unida que nunca, y hasta el momento está poniendo todos los medios a su alcance.

Una vez se adopte el Reglamento del Marco Financiero Plurianual (MFP) y entre en vigor, los Estados miembros podrán presentar sus planes de recuperación con sus correspondientes reformas y planes de inversión, entre los que estará el plan de ayudas al sector privado.

El auditor y las ayudas

Y es ahí donde entra la labor del auditor, en colaboración con la Administración del Estado, para supervisar que esas ayudas del fondo de recuperación son destinadas a los fines para los que se concedieron y aplicadas de forma eficiente, así como para de alguna manera prevenir y detectar posibles casos de mala praxis que pudieran darse. El auditor puede desempeñar un papel clave, como ya lo viene haciendo en la actualidad a la hora de comprobar que se cumplen las condiciones para la concesión de ayudas públicas, tanto a nivel estatal, autonómico o local, como a nivel europeo. Este papel cobra más importancia, si cabe, dentro del periodo de crisis en el que nos encontramos y es de vital importancia una supervisión por parte de los auditores de cuentas que tienen la experiencia, la capacidad y los recursos para hacerlo.

En esta ocasión, no podemos permitirnos errores como ya se han detectado en el pasado, según el informe del Tribunal de Cuentas Europeo, en la gestión del presupuesto comunitario de 2019, ya que la correcta utilización de los fondos marcará el futuro de nuestra sociedad y nuestra economía.

Conclusión

En definitiva, los auditores de cuentas jugamos un papel crucial de supervisión, para que los destinatarios de las ayudas públicas apliquen esa liquidez de forma eficiente y no echar a perder el acuerdo histórico alcanzado a nivel europeo que marcará el principio de una nueva etapa, de una nueva y renovada Unión Europea.

* Maria Paz Fernandez es Directora de auditoría en el Área de Assurance&Audit