“A partir de 2017, hay 195 naciones soberanas independientes en el mundo. Aproximadamente 126 de ellas requieren el uso de las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), con otras 12 que permiten su uso” (Bloomberg BNA, 2017). La tendencia apunta hacia unas normas universales de información financiera o un lenguaje común de negocios en todo el mundo.
Según Nydia Venegas, la Socia Directora de Venegas y Colegiados – firma representante de Nexia International en Costa Rica – “aunque cada país y comunidad siga teniendo su propio idioma, habrá diccionarios técnicos para pasar de un idioma a otro, pero los términos y la información financiera podrá interpretarse de forma universal”.
Hay y es probable que siga habiendo diferencias en la forma de presentar la información financiera, como por ejemplo en América es usual que el estado de situación financiera se ordene de las cuentas más liquidas a las menos líquidas y en Europa que se lee primero, o podría decirse que se les da mayor importancia, a las cuentas no-corrientes que a las corrientes.
Quizás en el largo plazo se encuentre convergencia en la presentación de la información financiera, pero hay barreras culturales que sugieren que esto sea poco probable en el corto plazo. En cuanto más hablemos un único idioma de negocios, más importante se tornará la profesión que certifique que la información presentada sea razonable, fiel y real.
La tecnología
Las normas ofrecen diferentes criterios y la tecnología, como por ejemplo Audit Data Analytics (IFAC, 2017), seguirá ayudando cada vez más al auditor a mostrarle dónde aplicar estos criterios. No obstante, en el corto plazo parece muy difícil sustituir al profesional que juzgue e informe al público si el reconocimiento, medición, presentación e información a revelar son los correctos.
Las normas son cada vez más exigentes, lo que complica a los auditores independientes y a las firmas pequeñas cumplir con tales exigencias y poco a poco irán cediendo terreno a las firmas medianas y grandes. El criterio profesional se vuelve cada vez más técnico y multidisciplinario, lo que obliga al auditor a fusionarse o al menos a realizar alianzas estratégicas.
“La tecnología ayuda a tomar la decisión, pero siempre se va a necesitar alguien que asuma la responsabilidad y decida. La experiencia es lo que hace al auditor tener el criterio para decidir.” Comenta Joaquín Martín, socio de Audalia Nexia en Barcelona ante la pregunta de la importancia del auditor en la sociedad y la comunidad del futuro.