Según la Real Academia Española de la Lengua, el término “Gente” es definido como “pluralidad de personas”, ahora bien, si buscamos “personas” la primera entrada nos devuelve como resultado “Un individuo de la especie humana”, y la segunda “Hombre o mujer cuyo nombre se ignora o se omite”. En las grandes empresas hay mucha gente empleada, hombres y mujeres, individuos con inquietudes y capacidades cuyos nombres no pueden ni deben ignorarse, es más, es preciso conocer su existencia, trayectoria, inquietudes y formación para conducir su talento hacia la dirección acertada.

Para que una empresa funcione de forma correcta, debe existir una clara jerarquía entre las partes con trabajos bien definidos y debidamente estructurados. Muchos comparan la empresa con una maquinaria en la que todas las partes se engranan y hacen que el motor se ponga en marcha, pero esta comparación tecnológica, tan de moda en las vanguardias, es hoy en día una imagen demasiado manida incluso de mal gusto en una era donde el desarrollo personal e intelectual de las personas debería estar por encima de todo. Las empresas funcionan gracias al esfuerzo que cada trabajador realiza, un desempeño que puede y debe analizarse para que la empresa obtenga lógicamente más resultados, pero también para que el trabajador prospere y así el ciclo se retroalimente.

Anteriormente, era muy complicado conocer en profundidad a las personas de una gran empresa. Cada manager podía tratar con sus subordinados pero las posibilidades de analizar cuáles eran sus carencias o puntos fuertes para recomendarles formación enfocada a su desarrollo era complejo. Si una vacante se quedaba libre, o bien se sometía a un proceso de contratación externo, o se ponía a alguien cuyo funcionamiento fuera correcto sin saber si realmente existía alguien más capacitado para desempeñar esa función. No había tiempo ni medios para indagar si realmente entre el personal había algún perfil que se adaptase a las necesidades de ese puesto; una situación que dificultaba la posibilidad de descubrir el talento interno en la empresa.

Hoy en día las herramientas de RR.HH han avanzado tanto que por muy grande que sea una multinacional, las personas no son números sino trabajadores con nombre, apellidos y una experiencia curricular identificable. La formación está al alcance de todos, los conocimientos y la entrega de los trabajadores se premian, ¿cómo? Con subidas salariales, ascensos… Ahora más que nunca la tecnología está al servicio del empleado. En este punto es donde entra la gestión de RR.HH. que ayuda a los trabajadores a lograr sus objetivos.

La tecnología aplicada a los RR.HH. no sólo interesa, sino que tiene mucha demanda, tanto es así que en el recién terminado 2013, la 16 exposición anual de Tecnología de HR que se celebró en Las Vegas en Octubre contó con más de 3.200 asistentes, superó las 300 empresas expositoras y presentó unos 65 adelantos de nuevos productos. Otro dato interesante es que alrededor del 50% de los compradores iban buscando HRMS integrados y sistemas de gestión del talento como las aplicaciones pensadas para teléfonos móviles.

Los avances tecnológicos nos ayudan en nuestro día a día pero en los procesos de selección es más evidente ya que la posibilidad de poder acceder de forma inmediata a los candidatos y decidir quién cubrirá una vacante desde cualquier lugar agiliza los procesos. El mundo cambia y esta transformación es muy palpable en el campo laboral de los RR.HH donde se buscan aplicaciones y herramientas con una funcionalidad específica a la par que fácil de manejar.

Los procesos con las personas son muy delicados pero gracias a los avances tecnológicos en el área de los RR.HH. se está más cerca el desarrollo personal completo y la captación de talento interno y externo que favorecen la rentabilidad de la empresa y la satisfacción y mejora en el rendimiento de los empleados.

*Beatriz Taberner es Consultora en el Área de RRHH Lumesse